En relación con el tema que me corresponde en esta mesa (la resistencia a odio en las Redes Sociales) comenzaré destacando dos efectos, creo yo, principales, resultantes del contexto actual de la pandemia y del consiguiente desarrollo del teletrabajo y de la tele-docencia. Por un lado, asistimos al aumento del ciberespacio (más higiénico) directamente proporcional a la mengua o encogimiento del mundo offline (más contaminado y contagioso). ¿Deberíamos esperar entonces un aumento de los discursos de odio en las redes sociales, al tiempo que estos reduce su frecuencia o desaparecen en el mundo de “lo presencial”? Por otro lado, a medida que el ciberespacio se ensancha, el léxico no parece seguir el mismo ritmo de crecimiento, sino que las palabras que usamos proceden en su mayoría de del mundo offline: es esperable que es esa dislocación de las palabras se produzcan pérdidas de sentido o quizás aparezcan nuevos sentidos que conviene revisar. En concreto, la palabra resistencia parece haber sido objeto de un proceso de «plastificación» a resultas del cual se ha borrado su memoria de acción organizada contra un sistema totalitario o dictatorial en beneficio de un sentido más correcto políticamente y más maleable seguramente. También el ensanchamiento impuesto del ciberespacio debería llevarnos a revisar, con el ánimo de resistir más eficazmente, quiénes somos y cuál es nuestra “presencia” en la Red, lo que equivale a preguntarse quién es el Otro en la Red (si no es la máquina) y cuál es su “presencia” en el ciberespacio. Hablaré concretamente de quiénes son las personas odiadas en internet según los discursos normativos de las plataformas de las Redes Sociales. Terminaré sometiendo al debate algunas ideas sobre cómo puede construirse una resistencia al odio en la red.
2020, 24 septiembre: webinar en UFSM, UFPR, UniCentro
Juan Manuel López MuñozSep 27, 2020blog